¿Cuándo hemos
cambiado? Nosotros, que nos creemos dioses del Olimpo hemos conquistado los mas
altos picos, hemos jubilado a Hades, rendimos culto a la implacable espada de
Ares y ya Afrodita no es más que una figura bulímica con el logo de Mac tatuado
en la frente.
De este Olimpo de
cristal, humo y asfalto ya solo queda la reminiscencia de una gloria que una
vez creímos que tuvimos.
De las fraguas del
gran Teide surge la herencia de la revolución industrial, un monstruo sobre
raíles.
En su interior porta
un mundo en miniatura, un ‘’Little Big Planet’’ en el que nosotros los
‘’muppets’’ interactuamos de múltiples formas, desde una mirada que se cruza
sin querer hasta un ceder el asiento o una conversación con tu compañero de
clase.
Somos como unos 30 o
más animales compartiendo un mismo espacio reducido, pero ¿Qué nos hace no
matarnos entre todos? La molesta respiración profunda del que tienes al lado,
la señora que pone sus posaderas encima de tu chaqueta o el loco que se pasa el
trayecto entero contándote su vida mientras tu buscas una rendija para poder
escapar.
¿Puede ser la ética y
la moral? ¿El miedo a la cárcel? ¿O el miedo a que seas tú el que salga mal
parado? no lo sé. Son múltiples las causas que harían a uno perder la cordura y
comenzar una matanza al más estilo Tarantino.
Todo mundo para su
correcta funcionalidad y organización ha de constar de unas normas, además de
las propias de ciudadanía.
1 – Cederás el
asiento a embarazadas, minusválidos, niños
y mayores.
2 – Aún tendrás que
ceder el asiento a las bicicletas.
3 – Dejarás salir
antes de entrar
4 – No mirarás a
nadie fijamente, resulta incómodo.
5 – Te taparás la
boca al toser.
6 – Tocarás el botón
de emergencia sólo cuando sea una emergencia.
7 – Te comprarás unos
auriculares.
9 – Si no llegas a
tiempo para coger el tranvía, jódete y coge el siguiente.
10 – Pagarás el
trayecto.
Además son necesarios
unos agentes de esta ley que hagan que se cumplan.
La función de estos agentes
que aparecen de repente, como si de ‘’Terminator 2: El juicio final’’ se
tratase, es la de dar caza a aquellos delincuentes que pecan de morosidad. Una
escusa más para recaudar bienes bajo una máscara de falsa moralidad colgando a
tus ojos la manzana roja de la tentación.
Esta ballena de jonás
consta de un sistema automatizado, el cual ofrece una justicia implacable y
uniforme para todos, da un tiempo para salir y entrar; aparece en un intervalo
exacto de tiempo y ofrece un tiempo del trayecto exacto sistematizando nuestras
vidas, creando monotonía y depresión por los minutos perdidos que pasamos mirando siempre el mismo paisaje,
inmóviles e inexpresivos.
No hace distinción
entre transeúntes, es una fría máquina capaz de cortar por la mitad el cuerpo
de un padre que trata desesperadamente que su hija no se quede en la estacada, y carente del remordimiento de salvar solo a
unos pocos dejando a muchos necesitados sin esperar, sin volver la vista atrás.
Pero era de esperar,
esta barca de Caronte, es obra de los dioses, creadores de este mundo social,
seres imperfectos y como era de esperar creadores de imperfeción.
Muy cierto y muy bueno!
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